Tengo en Facebook un grupo llamado Palabras que lastiman... NO AL ABUSO VERBAL, la idea surgio para dar a conocer que el abuso verbal es muy destructivo y poco evidente, algunas veces incluso para la persona involucrada (abusador y/o abusado). A diferencia del abuso físico, el verbal no deja huellas ni cicatrices visibles, pero disminuye el espíritu y la calidad de vida, las heridas del alma son difíciles de sanar.
El abuso verbal es la antesala del abuso físico. Éste tipo de abuso no tiene edad, religión, clase social o cultura. Se piensa que este abuso es un problema de género, debido a la diferencia que se ha desarrollado entre los géneros a lo largo de los siglos de muchas formas distintas. Una consecuencia general y obvia es que muchos más hombres que mujeres han sido animados a creer, de distintas maneras, que dominar a otro (niño o adulto) en una relación es una conducta aceptable. Por mucho tiempo se ha permitido esta clase de abuso, tolerando comportamientos y actitudes que van pasando de generación en generación, pero YA BASTA!
¿Es esto abuso? “Sos un idiota”, “sos una loca”, “sos una zorra”, “no seas baboso”, “¡Me voy a ir y ahí ves que haces con esos niños!”, son palabras fuertes y despreciativas que no llevan ningún respeto. Cualquiera que las oye no pude negar que son palabras abusivas. En el lenguaje común probablemente estén incluídas algunas de éstas o muchas más y si estás pensando algo como "pero eso no es tan fuerte" o "pero se sabe que es bromeando" solo ponte a pensar si le dirias esa misma frase a tu familia, a tus clientes o a tus amigos, estoy segura que no!
Una frase muy famosa de un escritor llamado Erich Fromm, dice que el amor es fruto de la libertad y no de la dominación. Esto indica que las relaciones basadas en el amor se estrechan más cuando hay comunicación y libertad para decidir. Hay también otra frase popular dice que en el amor y la guerra todo se vale, esa expresión define el amor y las relaciones como si fueran una batalla en la que se vale engañar, violentar y dominar para ganar. El abusador comprende el amor así, y necesita tener dominio sobre su pareja. Por eso es muy probable que aunque te haga daño, te diga: “si yo sólo quiero lo mejor para ti”, “no voy a dejarte”, “te quiero”, “nadie puede quererte como yo”, “nunca haría nada para lastimarte”, “te acepto asi como sos de loca” o “sos sólo mía”.
Es importante que estemos en contacto con nuestros sentimientos y no ignoremos las alertas que éstos nos dan, porque al igual que la sed alerta a nuestro cuerpo de una necesidad, los sentimientos nos alertan cuando las cosas no están bien, hay que tomar en cuenta que todos somos propensos a equivocarnos pero es en ocaciones y no un patrón de comportamiento.
Los invito a afiliarse al grupo y les comparto un artículo sobre el tema.
CÓMO EVITAR QUE TE MALTRATENCuántas veces he visto a personas prepotentes y groseras, maltratar a otras personas, utilizando palabras ofensivas, degradan, sobajan y humillan a quienes se cruzan en su camino.
Mucha gente que recibe esta clase de trato reacciona de diferentes maneras; algunos lloran, se retuercen de dolor y terminan sintiéndose deshechos.
Otros, se tornan iracundos contestando con el mismo tono agresivo al “agresor”. En cualquiera de los casos, el impacto de esta clase de palabras que ofenden, entra de lleno al alma y al corazón de quien las recibe.
En una ocasión, conocí a una “pobre mujer”, así la determiné, luego del incidente con ella. Era una mujer de más edad que la mía, quien seguramente llevaba una vida muy deprimente y por lo mismo, se sentía muy enojada y frustrada con su vida.
Sin entrar en detalles, era de esa clase de personas que ante algo que detectaba como molesto, era motivo para que soltara un arsenal de críticas, insultos a quien considerara el origen de su “mal-estar”.
Era una persona tan desagradable que se pasaba los días buscando lo que estaba mal en los demás, para volcar en ellos, su odio acumulado por años.
Desafortunadamente, para el resto de nosotros que tenemos que toparnos con estos “especimenes”, es difícil no dejarnos llevar por su mala actitud, y caemos en el juego que ellos juegan en el que “están bien” y nosotros “defectuosos”.
Desde el esposo que maltrata psicológicamente a su mujer, el jefe que insulta a sus empleados, el maestro que lastima el amor propio de sus alumnos, todos estamos expuestos. Pero qué importante sería aprender a que ese veneno letal no haga mella en nuestro ser.
Es difícil, lo se; pero podríamos cambiar nuestra actitud de sentirnos agredidos, torpes, buenos para nada, a detener esos dardos venenosos con un escudo o barrera de pensamientos, donde cuestionemos los motivos por los que esa persona se atreve a querer herirnos.
Los motivos ocultos pueden ser uno o varios de los siguientes:En cualquiera de los casos, la única manera de no caer en su juego de destrucción, es pensar que él está peor que nosotros, y que la mejor manera de hacérselo sentir es no caer en sus provocaciones, haciéndonos responsables de la forma cómo reaccionamos a sus agresiones.
- No puede ver que otra persona (o sea uno) sea mejor que él en algún campo en el que él o ella se siente inferior.
- Le amenaza nuestro éxito y felicidad. La envidia.
- Como se siente inferior al resto de los mortales, trata de sentirse “superior” infundiendo temor.
- Está lleno de resentimiento por algo que considera que le ha pasado y que piensa no se merece.
- Responsabiliza a todos menos a él mismo de sus errores. Es más cómodo para él.
- No sabe cómo ser feliz.
En aquella ocasión con la pobre mujer de la que hablábamos al principio, luego de escuchar toda la amargura de sus palabras pensé: “Debe ser terrible la vida de esta mujer, como para que pretenda hacerme daño”.
Luego supe que vivía al lado de su esposo a quien le dio una embolia que lo dejó paralizado del cuerpo. Ella tenía que cuidar de él, y mantenerlos a los dos. Ella vivía llena de amargura por este hecho, que consideraba injusto.
Sé que cuando es un familiar el que nos agrede, es más difícil convivir con él. Lo que debemos hacer es cerrar nuestros oídos a sus ofensas y pensar que no le vamos a dar el gusto de hacernos sentir mal. El que está mal es él.
No es conveniente enfrascarnos en una discusión, porque no vamos a obtener nada, más que más agresiones. Una vez que esté gritando, es preferible pensar que no estamos de acuerdo en las cosas que dice de nosotros, y restarle importancia a sus palabras.
Si se puede y el otro lo permite, ya estando tranquilo, hay que decirle que no estamos dispuestos a recibir más humillaciones, y que si las cosas siguen así, no podremos seguir a su lado.
Tal vez sea tu esposo quien si no le obedeces, amenace con dejarte; o sea tu jefe quien amenace con despedirte…Pero ¿qué es preferible? Perder eso que temes o perder el respeto que te mereces?
Valdrá la pena seguir al lado de alguien que para sentirse bien, pretende ¿hacerte sentir miserable?
¿Hasta dónde puede otra persona herirte? Hasta donde tu le des crédito a sus palabras y a la opinión que tiene de ti.
Por Psic. Laura Reyes de Magallón
Terapeuta de adolescentes y adultos
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